En casa en Europa – en Berlín al principio

Arturo Bjørklund Winters

Nací en Italia de un padre alemán y una madre sueca que se crío en Francia. Las visitas a familiares siempre me han llevado a diferentes rincones de Europa: mi tío ahora vive con su esposa española en Inglaterra, mis tías danesas viven en Copenhaguen, mientras que mi abuelo vivía en París.

Obtuve mi bachillerato aleman e italiano en el 2015, en el colegio alemán de Milán. También durante mis años de colegio fui dos meses a la escuela alemana en Copenhague, un viaje que mi tía ayudó a organizar.

Después del bachillerato, decidí mudarme a Alemania para estudiar en la Universidad Politécnica (Technische Universität) de Berlín, donde este otoño obtendré mi Licenciatura en Ciencias en Ingeniería Física. Desde entonces percibo esta ciudad como una de las capitales europeas, a la vanguardia cultural y política de nuestro continente. Durante estos tres años de universidad he tenido la oportunidad no solo de adquirir las nociones técnicas y asimilar una metodología de trabajo estructurada, sino también de enseñar «Análisis I» como estudiante-tutor. El campo de estudio que más me interesa es la termodinámica y las tecnologías de generación de energía. Como parte de mis estudios, hice prácticas en una empresa de consultoría en este campo.

Desde el colegio, mi pasión por la política me ha llevado a ser miembro de la familia socialdemócrata; inicialmente fui militante en el Partido Democrático (PD) de nuestro municipio, y fui su representante dentro del Comité de Educación y Políticas Juveniles. Ahora mismo soy portavoz de la representación estudiantil de los jóvenes socialdemócratas (JuSo), subsecretario en la sección 70 del SPD en Charlottenburg-Wilmersdorf, y miembro de la junta de la PD Berlín / Brandenburg.

Desde que tengo uso de razón y durante mucho tiempo, no supe qué contestar cuando se me preguntaba de dónde venía y de qué nacionalidad era. Siempre me esforzaba en dar complicadas descripciones de mis orígenes familiares y de mi vida. Secretamente envidiaba a aquellos capaces de responder rápida y con seguridad cuando expresaban su nacionalidad, al tener muy claro dónde estaba su hogar. Pero un día me di cuenta de que mi respuesta podría ser breve, concisa y también segura: «Soy europeo». La necesidad de proteger nuestro hogar europeo contra la reaparición de las ideologías de derecha y del nacionalismo me llevó a comprometerme con este ideal.